La Casa de la Moneda de Venezuela (CMV) es un complejo industrial que
cuenta con la más alta tecnología para acuñar monedas, imprimir
billetes y producir especies valoradas (timbres y estampillas
fiscales, papel sellado, bandas de garantía, entre otras).
El
Banco Central de Venezuela, además de ser el guardián de las reservas
internacionales, es el órgano garante de la existencia oportuna y
suficiente de medios de pago (billetes y monedas) a objeto de
permitir el normal funcionamiento de la economía. La Casa de la
Moneda se fundamenta, precisamente, en las disposiciones legales
que facultan al Banco Central para emitir billetes y acuñar
monedas.
Con la puesta en marcha de la CMV, el Banco
Central de Venezuela garantiza la provisión de billetes y
monedas con mayor grado de autonomía, al cambiar el estatus de
importador a productor. Así asegura la existencia oportuna y
suficiente de medios de pago que permiten el normal funcionamiento de
la economía.
La Casa de la Moneda de
Venezuela tiene carácter de gerencia general del Banco Central
de Venezuela, con rango de vicepresidencia. Su estructura
organizativa se fundamenta en esquemas sencillos: un supervisor,
un coordinador y equipos de trabajo integrados por ingenieros
y técnicos.
Todo el personal que se incorpora para
el manejo de los equipos se prepara, mediante pasantías, en
casas de la moneda de América Latina y Europa; y asisten a
cursos de formación dictados por la empresa suiza De la Rue
Giori, la cual es proveedora de los equipos de impresión y
acuñación que posee la CMV y brinda asesoría técnica para
el funcionamiento de la fábrica.
Ubicación
La Casa de la
Moneda de Venezuela está conformada por tres fábricas interconectadas
por un pasillo para el movimiento de las materias primas y otros
insumos. Se extiende en una superficie de 22,5 hectáreas en
terrenos correspondientes a la hacienda La Placera, en Maracay,
avenida Casanova Godoy, jurisdicción del Municipio Girardot,
Maracay, Estado Aragua.
Su ubicación ofrece fácil y
seguro acceso por tierra, aire y mar, pues se trata de una zona
cercana a los puertos de La Guaira y Puerto Cabello, aspecto
fundamental para el traslado de la materia prima; también cercana
a Caracas, además de contar con buenas vías de comunicación y
disponibilidad de servicios públicos.
La fábrica de billetes, cuya función es
la de producir papel moneda de la más alta calidad, está ubicada
al suroeste del complejo. Cuenta con zonas de impresión, control
de calidad, acabado final, acabado semiautomático, bóvedas,
áreas de preparación y despacho. Entre otros equipos, posee
una rotativa Super Simultan II, cuya avanzada tecnología garantiza
la más alta calidad. Esta máquina tiene una capacidad de impresión,
a un turno, de 320 millones de piezas al año.
La fábrica de monedas, a la que corresponde acuñar las monedas
de curso legal, se sitúa en el centro del complejo. Posee siete
prensas de acuñación marca Schuler, con una capacidad para
producir 324 millones de monedas al año.
La fábrica de especies valoradas, dirigida a la producción de
impresos gráficos de
seguridad, tales como bonos, letras del
tesoro, otros títulos, estampillas, timbres fiscales, bandas de
garantía y papel sellado, está al sureste del complejo. Dispone
de dos rotativas: una para producir fondos y otra para la
impresión de grabados.
La estructura también incluye un edificio
de servicios básicos (de apoyo a los procesos productivos
especializados de las fábricas, tales como fotomecánica, talleres
de mantenimiento, laboratorios, almacén de repuestos, suministros
y muelles de recepción de materias primas) uno de servicios
administrativos, donde también está ubicada la biblioteca
y un museo; y el edificio de vigilancia y custodia.
Estructura inteligente
Las instalaciones de la Casa de la Moneda de
Venezuela han sido construidas bajo el concepto de edificio
inteligente, entendido éste como aquel que proporciona un
ambiente de trabajo productivo y seguro con el máximo confort y
uso óptimo de los recursos.
Los sistemas, por ser
centralizados, de fácil acceso y de control automático, permiten
el diagnóstico por adelantado de las rutinas de mantenimiento.
El control central vigila el acceso y desarrolla funciones referidas a
la seguridad, como son protección perimetral, circuito cerrado de
televisión, detección y alarma de intrusión, detección y alarma
de incendio.
La integración de los subsistemas confiere
confiabilidad y seguridad al complejo industrial, ya que
permite implantar estrategias de control combinadas, con mínimo
tiempo de respuesta ante una contingencia de seguridad o
mantenimiento.
Seguridad
La Casa de la Moneda de Venezuela ha dado
prioridad a los aspectos de seguridad, dada la importancia
de los productos que sus tres fábricas suministran y al valor
estratégico que tienen para el país.
El concepto de seguridad de la Casa de la Moneda
de Venezuela descansa en el criterio de autonomía, es decir, en
la capacidad de sus elementos técnicos (estructura, sistemas,
equipos y recursos humanos), y la combinación de ellos, para
prevenir y atender cualquier clase de amenaza externa o interna a
sus instalaciones. Ello presupone la existencia de sistemas de
seguridad estrictos y confiables, apegados a normas internacionales.
Se han instalado los más modernos y sofisticados
dispositivos electrónicos de control de acceso, detección y
vigilancia que garantizan un esquema de seguridad altamente
confiable. Estos elementos, aunados a los procesos de selección
del personal técnico y administrativo que prestará servicios en
esta industria, así como la rigurosa escogencia y entrenamiento del
personal de seguridad del complejo, conforman una estructura de
defensa cónsona con los esquemas modernos de esta disciplina.
Se añade a estos elementos la completa
automatización del proceso de producción de billetes y acuñación
de monedas. Los equipos y maquinarias cuentan con sistemas
de control de avanzada electrónica.
Protección ambiental
La Casa de la Moneda de Venezuela no contamina
el ambiente. Todos los residuos tóxicos son procesados en
las fábricas y de allí van a la Central de Desechos, centro
de acopio de todos los desperdicios provenientes de los procesos
productivos y demás unidades del complejo. Cada fábrica cuenta
con una refinería para el tratamiento de los efluentes y tecnologías
que permiten el reciclaje de las diferentes materias primas.
Las aguas servidas son tratadas para su reutilización en el
sistema de riego de los jardines y áreas verdes del complejo
industrial. Por otra parte cuenta con un moderno sistema de
filtración de aire que evita la contaminación externa. Aledañas
al complejo fabril, se encuentran amplias zonas verdes que
contribuyen a proteger el Parque Nacional Henri Pittier.
Historia
La idea de crear una Casa de la Moneda
en Venezuela nace en marzo de 1983, cuando el directorio del
Banco Central de Venezuela decide adquirir la parcela de terreno
colindante con las instalaciones del instituto emisor, conocida
entonces como Manzana Norte y donde actualmente se encuentra
la plaza Juan Pedro López e instalaciones subterráneas con
fines de Tesorería y bóvedas.
Las autoridades del BCV, presididas entonces
por Leopoldo Díaz Bruzual, consideraron necesario mejorar
el grado de autonomía del país en el aprovisionamiento de
medios de pago. Se contrata a la Casa de la Moneda de Brasil
para realizar el primer estudio de viabilidad económica. Las
conclusiones de esa evaluación, entregadas al BCV a comienzos
de 1984, fueron favorables, al igual que sucesivas actualizaciones
realizadas a los estudios de factibilidad.
En 1989 el BCV decidió ejecutar el proyecto
fuera del casco urbano de la ciudad de Caracas por razones
estratégicas. La hacienda La Placera, en Maracay, reunía las
condiciones necesarias para el proyecto, como eran cercanía
a puertos, buenas vías de comunicación y disponibilidad de
servicios públicos, además de estar localizada en un centro
urbano de importancia para el país. En 1998 el complejo industrial
de la Casa de la Moneda de Venezuela estaba prácticamente
construido y en 1999 comenzó a producir las primeras
monedas venezolanas de Bs.20, Bs.50, Bs.100 y Bs.500 con el
logo de la CMV en el anverso. Estas monedas salieron a circulación
en junio del año 2000.
En el año 2001, la Casa de la Moneda de
Venezuela acuñó monedas de Bs.10, Bs.20, Bs.50, Bs.100 y Bs.500
y un nuevo billete de Bs.10.000, cuyo elemento característico
fue incluir del texto "República Bolivariana de Venezuela".
Ese año la fábrica de especies valoradas comenzó a establecer
contactos para la elaboración de estampillas y timbres fiscales
para diversas gobernaciones.
Antecedentes
La historia de
la acuñación de monedas en el país se inició en la época de la
Capitanía General de Venezuela, cuando el gobernador y capitán de
la provincia Don Manuel de Guevara y Vasconcelos, decretó la extinción
de fichas y señas fabricadas por los propios comerciantes,
haciendas y particulares para honrar sus transacciones. Fue así
como el 12 de junio de 1802 se comenzaron a acuñar en un modesto
taller en Santiago de León de Caracas piezas de cobre,
imperfectas en su cuño y con carácter de seña.
Aunque
no tenía la importancia de los establecimientos monetarios de
otras regiones americanas de la época, esta incipiente fábrica ostentaba
el pomposo nombre de REAL CASA DE MONEDA. Durante la guerra de
independencia pasó, alternativamente, de manos de los realistas a
las de los patriotas, según quien tuviera el control de la
ciudad, proveyendo del efectivo necesario a ambos bandos. Su
quehacer transcurrió entre interrupciones, a veces más largas
que sus períodos de actividad, hasta el 5 de julio de 1830,
cuando el Congreso acuerda clausurar la fábrica definitivamente.
Luego
de que Venezuela se separara de la Gran Colombia, el circulante
comenzó a crecer -entre 1830 y 1943- a expensas de las monedas
extranjeras y la acuñación de piezas nacionales en el exterior.
En el tercer y último período de gobierno del general Antonio
Guzmán Blanco tuvo lugar el establecimiento de la segunda Casa
de Moneda de Caracas, para sustituir el circulante extranjero
por moneda nacional.
El 16 de octubre de 1886 se puso en funcionamiento
la maquinaria y se le obsequió a Guzmán Blanco la primera
moneda de oro de Bs.100. El Presidente, al recibirla de manos
del general Jacinto R. Pachano, inspector del Gobierno Nacional,
dijo: ¡Qué bueno, Pachano!". Esa expresión originó el nombre
de "pachano" con el que se distinguió comúnmente esta moneda.
Al utilizar oro de Guayana, las piezas adquirieron un amarillo
verdusco que las diferenciaban de las falsificaciones. Ese
mes, por decreto, se prohibe la importación de toda moneda
de plata extranjera, práctica que había privado por más de
50 años.
La Casa de la Moneda se instaló en Caracas en la
avenida Norte 4, número 48, en la antigua calle del Comercio,
en una casa de dos pisos que hacía esquina frente a la de Caja
de Agua. Esa esquina fue llamada El Cuño, nombre que aún
conserva y que deriva, precisamente, de la actividad de la
fábrica operada por la contratista francesa La Monnaie. A los 33 meses
de operaciones, el Gobierno le ordena a la operadora de la Casa
de la Moneda, que cese la acuñación de monedas de plata decisión
fundamentada en la Ley de 1887 sobre la materia. El Gobierno
adquiere las propiedades de la empresa y pasa a ser el dueño
legítimo del "Cuño Nacional". A partir de 1890 las monedas
venezolanas se han acuñado en el exterior, en diferentes países y
diferentes empresas.
Un siglo después, el BCV retomó
la idea de una casa de la moneda para Venezuela con el objetivo
de mejorar el grado de autonomía del país en el aprovisionamiento
de monedas, billetes y especies valoradas.
Fuente: bcv.org.ve
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